Alguien se ha empeñado en regalarnos tres días de verano en pleno marzo...

Fin de semana de juegos en la playa y merendero... jugar a buscar trabillas de vaqueros enterradas en la arena... de sidra, pipas, cacahuetes y bocatas de tortilla... ver anochecer a campo abierto... Marte, Venus, Orión... estaban todas, y alguna más... quise enseñarles las estrellas y lo que me habían enseñado un día de ellas, o que me pidieran las gafas prestadas para poder verlas... pero no tenía sentido... ni siquiera miraron una sola vez al cielo... quizá porque ellas tienen los pies en la tierra... enraizados...

Yo buscaba incansablemente alguna estrella fugaz a la que agarrarme para salir de allí volando y ponerme a salvo, pero recordé que aquí no hay magia... que la dejé esperándome a mil kilómetros y seis meses de distancia, para cuando tenga ganas de volver a sorprenderme... para cuando toque volver a soñar despierta y creer de nuevo...

Hoy, alguien (mil gracias) me ha regalado una foto de algo que empezaba a morirse... allí estoy (estamos) tan sonriente, completamente ajena a lo que iba a suceder dos meses después... quizá ya había acontecido, pero de haber sido así, fue de puntillas, sin meter ruido... el jirón definitivo fue mucho más estruendoso... ris-ras... siete en el corazón...

La miro y alcanzo a aspirar el mismo aroma que dos horas después de la instantánea inhalaba directamente en tu piel por última vez, mientras nos enzarzábamos en una batalla de besos y urgencias... y yo, insisto, ajena a todo, salgo sonriendo... paradojas de la vida, supongo...

La miro, y no dejo de preguntarme a cuántos años luz estamos ahora mismo de ese momento...

Podría cortarme las venas, pero me da pereza... además, la sangre en cantidades industriales, me marea...

O podría atarme una soga y dar un paso en falso para partirme el cuello o morirme asfixiada, pero eso de mearme encima en público, me resulta desagradable...

También podría dar un salto al vacío y dejar las neuronas estampadas en el suelo, pero me dan vértigo las alturas...

Incluso podría hartarme a tomar pastillas de mil colores, pero soy incapaz de de tragar un ibuprofeno sin agua...

Podría hacer todo eso... la situación no es para menos...

en menos de quince días, me quedo sin trabajo...

me retiran la ayuda que estaba recibiendo y de la que, más o menos, malvivía...

tengo que contarlo en casa y no encuentro el momento, porque me da miedo hablar y basarme sobre hipótesis...

Podría abandonar en días como hoy, en los que me siento sola y perdida, pero no... las batallas se luchan hasta el final... no se dejan a medias...

Hoy me faltan las fuerzas y un poco de aire... y tengo mucho miedo...

Te Quiero... ya he dicho que hoy me faltan las fuerzas...

Tan torpe, que sólo sé ser torpe... sólo sé ser yo...

Y a mí, aún me queda un amante con el que jugar a quererlo mientras te olvido y lo comparo contigo a cada instante... será otro nexo, otro puente...
Pero el siguiente, quiero que seas tú de nuevo... que seas tú quien esté en la otra orilla... otra tú... otra yo... que seamos las dos... distintas a las de ahora... diferentes a las de antes... pero tú y yo para siempre, con las mentiras y las verdades aprendidas, y con arrugas en la frente...
Tú y yo... Yo y tú... Nosotras...

Llevo días intentando subir una canción al blog, pero el casposo no me concede los honores, así que medio he desistido ya...
No sé qué quiero escribir, porque tampoco hay mucho que contar y, lo poco que hay, ya está dicho... en otras ocasiones, en otras voces, en otras bocas, en otras palabras, en otros blogs...
Todas las canciones respaldan o rellenan lo que quiero decir, así que podría poner cualquier dial de frecuencia modulada para expresarme...
Quizá esta semana me dan la buena noticia de que voy a ganarme los cuartos de aquí a septiembre haciendo hojaldres, galletas, polvorones y demás dulces que no acostumbro a comerme...
El viernes daré la primer campanada... la primera de muchas... aún no he empezado y ya noto la garganta seca... me pueden los nervios, como siempre... Cómo me jode ser tan cobarde...
He amanecido agotada y así sigo... quizá a estas horas un poco más... tuve que hacer una parada entre sidras, y a la tercer botella, pedirme una aspirina... Me duele mucho el brazo derecho... pero mucho, mucho... casi tanto como el corazón... Me la dieron efervescente... iba a pedirme otra, pero me di cuenta a tiempo que, para lo segundo, no existen remedios caseros... sólo... solamente... NADA... quizá vaya a un fisio a curarme del brazo...

Hoy es un día casi tan tonto como el que llevo arrastrando desde hace tiempo... pero he aprendido a hacer magia: las cosas, cuando se tapan y dejan de verse, también dejan de ser... lo triste es que esa es una de las cosas contra las que siempre he luchado, pero es la única manera que encontré de ponerme a salvo...
Me voy para la cama para terminar este día tonto, antes de que él acabe conmigo...

Se venden polvorones, galletas, hojaldres, bizcochos, bombones... se venden ganas y se compra futuro...

PD: no intenten entender nada de lo que pone aquí... perderían el tiempo...y el tiempo apremia...

Pude contar más de 10 aviones a lo largo del día... lo supe porque ya no me quedaban dedos en las manos... las nubes grises me dieron tregua y pude verlos, y contarlos, y acariciarlos... me entraron unas ganas locas de subirme a todos y volar... plegar otra vez el mapa, coserme alas de acero, coger dirección sur y arrancarle seis hojas de un mordisco al calendario...

Por eso no pude evitar tomarme aquella tarde en la clínica un Té - Sueños de la Alahambra y luego robar un pellizquito y envolverlo en papel de aluminio para llevármelo a casa y olerlo...

Por eso hundí mi nariz a media noche en la palestina que he dejado, adrede, sin estrenar...

Por eso me pasé el día entero jugando con "mi dado para apostarse el cielo" en el bolsillo izquierdo de mi chaqueta...

El jueves, las nubes me dieron tregua, y empecé a soñar de nuevo...

***