En el Silencio de la Noche
No podía dejar morirse este día sin escribir algo, cualquier absurdez, como ésta por ejemplo... pero es que era un día señalado desde hacía tiempo... día de muchos acontecimientos...
U. se examinó del teórico de conducir... aprobó
B. recoge su diplomatura en el Teatro Jovellanos
B. regresa a España
I. nos hace una visita y se queda a cenar
Y yo, vuelvo a engrosar la lista del paro... (damas y caballeros: necesito trabajo ya!!)
Sobre la marcha... se muere la madre de P. y en el tanatorio entro a dar el pésame en 3 salas distintas...
***
Cerca de la media noche, bajo a tomarme un café y a comprar tabaco... dos portales más allá del mío, sacan a alguien envuelto en esa horrorosa y estremecedora bolsa negra, y lo meten delante de mí en el coche de la funeraria... lagarto, lagarto... no me dio tiempo a dar un rodeo para esquivar la escena...
Doy tres vueltas a la manzana antes de entrar a tomarme el café... me gusta cómo está la noche... oír mis pasos solitarios en la acera... respirar hondo y sentir el frío caer en picado sobre mi espalda... Me gusta ese silencio... ése sí... Últimamente estoy llena de silencios estruendosos e hirientes... pero éste es distinto... al menos no trae consigo reproches ni miradas devastadoras...
Me dispongo a entrar, y esculpo ante la puerta la mejor de mis sonrisas... allí estaban las tres, esperándome para brindar conmigo... por el caos en el que me encuentro ahora mismo ¡¡por nosotras!!...
Salgo de nuevo a la calle y las dejo atrás... la noche sigue silenciosa y fría... El camarero sexagenario que se empeña en ofrecerme siempre la prensa y le digo no gracias mientras me devuelve mi misma mirada triste, me saludó cuando tiraba un cubo de agua sucia en la alcantarilla... me mira con cara de pena... lo nuestro es recíproco...
Respiro hondo y chasco los dedos... me sigo oyendo los pasos, esta vez de vuelta... me gusta esta noche, aunque me recuerde (no sé muy bien por qué) al libro de El Escarabajo de Oro, de Edgar Allan Poe...
Mañana será otro día... día 4...
Pese a lo que te rodeaba, ayer hizo una preciosa noche de primavera.
P.D. Las letras de Manolo García dicen tanto, y a la vez tan poco...
Areia, sí, la noche era preciosa... quizá por eso me apetecía perderme por las calles hasta el amanecer...
Uhm... me he perdido un poco con lo de Manolo García... supongo que me habrás leído por otro blog...
Sus letras?... son geniales!!... escucharlas es como contemplar un cuadro de bodegones o un Rembrant... cada palabra es como una pincelada...
Además, a mí ya me tiene comprada desde que tocaba en Los Burros... no puedo ser objetiva con él... jajajaja
Un saludo