Hoy bajé a eso de la una a tomarme un café para terminar de despertar, y nada más entrar por la puerta de "El Orinoco", me he encontrado con David, que estaba tomándose algo con su padre.
Últimamente (desde q cambió de domicilio) apenas lo veo y, la verdad, mucho mejor así...pq cada vez que lo veo me pongo de bajón.
- Hombre, qué tal? -les dije- Cuánto tiempo...!!
- Sí -dijo el padre, mientras David asentía- Es que estamos esperando a Isa, que fue a recoger el correo de casa de sus padres
- Sí, me la acabo de encontrar en el portal. Entonces, todo bien, no?
- Sí
- Qué tal Hugo -preguntó David con gran esfuerzo para sacar su voz- Dónde está?
- Hoy se fue de paseo con Elena, así que yo aproveché para hacer mil cosas y tomarme un cafetín...(le aprieto un hombro a David) Bueno, voy a sentarme allí a tomar algo...nos vemos.
- Venga -dijeron los dos- Hasta luego.
Me siento tres mesas más allá de donde ellos estaban sentados y cojo como de costumbre un periódico, pero soy incapaz de leerlo, pq a mis oídos llega la voz rota, entrecortada y machacada de David...apenas se comprende lo que dice.
Ante esta situación y como cada vez que lo veo, mi memoria comienza a trabajar y a recordarme al David de antes del accidente. A aquel niño que pasaba los fines de semana con sus abuelos (que eran vecinos míos) y que fue mi compañero de juegos y aventuras en la infancia. Aquel David que aún tenía expresión en la cara y sonreía...
Me acuerdo de él, junto al resto de la pandi, cuando llegaba el verano y hacíamos un kiosko con todos aquellos juguetes y trastos viejos que encontrábamos en casa, y los vendíamos.
Lo hicimos varios veranos seguidos...el último, recuerdo, fue el más productivo de todos: en una semana nos sacamos diez mil pelas...pero diez mil pelas de las de hace dieciséis años!!!
Con la recaudación, como todos los años, nos hicimos una merendola en "los praos de roces" (hoy ya todo urbanizado) y nos lo pasábamos teta, como siempre.
Tb recuerdo cuando nos pasamos una tarde entera haciendo una casa enorme con cajas de madera, y cuando ya la habíamos terminado tras muchos esfuerzos... a mí me entraron ganas de hacer pis y me metí dentro a mear...Qué de cagamentos salieron por su boca!!!
Y cuando bajábamos a cazar gorriones !!!...aquello era brutal...y absurdo. Nuestro instrumento de caza consistía en una cestilla de mimbre atada a una lana. poníamos migas junto a la cesta (q estaba en posición vertical) mientras nosotros, al otro lado del cabo de la lana que estaba unida a la cesta, escondidos tras unos arbustos, esperábamos a que algún gorrión gilipollas cayera en nuestro cepo.
Por supuesto, nunca cazamos nada, pero no fue pq no lo intentáramos...
Y lo que más recuerdo, pq fue algo que nos impactó, fue cuando le pegó una señora!! jajaja
Sí, es que no teníamos una sola buena idea...
Estábamos jugando al emocionante juego de "comer gente".
El juego consistía en elegir una víctima (a poder ser ancianos, por si llegaba el caso de tener que echar a correr) seguirla por detrás, e ir abriendo y cerrando la boca como si la comiéramos...
Pues una de las veces, cuando David perseguía a una señora (un poco hijaputa, por cierto), ésta se dio la vuelta y le empezó a tirar de una oreja mientras mentaba a su madre, rematando su faena con una buena ostia en la mejilla.
Desde aquel día, aquella oreja que tenía más despegada que la otra de nacimiento, pero que nunca nos habíamos fijado hasta entonces,para nosotros pasó a ser fruto del ataque repentino de aquella señora...jajaajaja
Podría seguir recordando, pero cada batalla evocada me apuñala un poco el alma.
David, hace 5 años, se estrelló en coche nada más dejar a su novia en casa. No iba borracho, pero sí cansado, pues se durmió al volante por la carretera de entre dos pueblos de León, y se abrió literalmente la cabeza contra un muro.
Se pasó 6 meses en coma, sin la tapa del cranéo y sin un hueso de un lado de la cabeza, para facilitarle a los médicos las constantes intervenciones que tenían que hacer debido a los incansables coágulos que se le formaban en el cerebro.
Unos meses después, tuvo que volver a aprender a caminar, a hablar, a comer, a vestirse...como cuando lo aprendió de niño...pero con la diferencia, de que este niño ahora no puede poner kioskos, ni hacer casas con cajas de madera, ni cazar gorriones, ni jugar a comer gente...
A David, lo sacaron del coche, pero NO del accidente.
me ha resultado muy triste. Incluso se me han saltado las lágrimas. EStas cosas son una pena.