...Fuí a los bosques porque quería vivir a conciencia. Quería vivir a fondo y extraer todo el meollo a la vida. Olvidar todo lo que no fuera la vida, para no llegar a la muerte, descubriendo que no había vivido...



Celebración de la Fantasía




Pa´ no tener que volver a identificarse (?)



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Hoy me dediqué un café de tres cuartos de hora… Procuré salir un poco antes de que se me empezara a caer la casa encima… aún no me he acostumbrado a la ausencia de tus charlas de sobremesa…

Pese al frío y a la mojadura de mis vaqueros, me pedí mi habitual café con hielo… leí por segunda vez la prensa y apagué el mp3… me gusta escuchar el bullicio de la cafetería: el ruido del menaje metiéndose en el lavavajillas, las intermitentes conversaciones de las mesas colindantes, el áspero sonido de las hojas de periódico al pasarse (supongo que se debe a la crudeza de algunas noticias), las discusiones a pie de barra sobre el fútbol, la tele como música de fondo…

En ésas estaba cuando Gustavo, el dueño, se acercó a alinear uno de los cuadros que colgaba tras mi espalda… Por un momento pensé que lo había movido yo, pero no… no tenía enganchada en el hombro ninguna de las piezas de ajedrez de la foto… ni siquiera había tropezado con el tablero… la partida seguía tal cual…
Me sonrió… supongo que me leyó el pensamiento… fue entonces cuando aproveché para decirle que me había sorprendido descubrir el día anterior (más de un año después de parar allí todos los días), enmarcado y colgado en la pared, el siguiente texto:

Fue a la entrada del pueblo de Ollantaytambo, cerca del Cuzco. Yo me había desprendido de un grupo de turistas y estaba solo, mirando de lejos las ruinas de piedra, cuando un niño del lugar, enclenque, se acercó a pedirme que le regalara una lapicera. No podía darle la lapicera que tenía, porque la estaba usando en no sé qué aburridas anotaciones, pero le ofrecí dibujarle un cerdito en la mano.
Súbitamente, se corrió la voz. De buenas a primeras me encontré rodeado de un enjambre de niños que exigían a grito pelado, que yo les dibujara bichos en sus manitas cuarteadas de mugre y frío, pieles de cuero quemado. Había quien quería un cóndor, y quien una serpiente, otros preferían loritos o lechuzas, y no faltaban los que pedían un fantasma o un dragón.Y entonces, en medio de aquel alboroto, un desamparadito que no alzaba más de un metro del suelo, me mostró un reloj dibujado con tinta negra en la muñeca.
- Me lo mandó un tío mío que vive en Lima -dijo.
-¿Y anda bien? -le pregunté.
- Atrasa un poco - reconoció.

Gustavo, aunque lleva aquí mil años y alguno más, es de origen uruguayo… su acento lo delata rápidamente… muchas veces pienso que se esfuerza por lucirlo y exagerarlo para conservar, de alguna manera, sus raíces…
Estuvimos un buen rato hablando sobre Galeano y sus libros… me dijo que estas navidades había regalado un par de ellos a dos amigos… no sé muy bien por qué, pero me hizo ilusión… Después me confesó a media voz (luego entendí por qué) que este verano se había ido de vacaciones a Perú y que se había llegado hasta Ollantaytambo… que esa historia siempre le había encantado y que no pudo hacer nada por impedir que sus pies le llevaran hasta allí…
Yo sonreí, emocionada y sorprendida… otro buscador de sueños –pensé-... pero sólo me atreví a preguntarle si el niño seguía con el reloj atrasado pintado en la muñeca…
Yo no lo vi –respondió- pero seguro que estaba allí…

Apuré las últimas caladas del cigarrillo y chuperreteé un par de hielos que aún quedaban sin derretir en el vaso… la chica de la gasolinera sigue teniendo una de las miradas más tristes que conozco… a veces me pregunto en qué piensa mientras llena los depósitos…

Mi reloj marcaba las 15:54h…
Yo sí tengo reloj… fue el peor regalo que pudieron hacerme estas navidades… sobre todo ahora, que acababa de aprender a medir el tiempo a mi manera… quizá es por lo que sigo sin acostumbrarme a mirarme la muñeca…
Para las próximas navidades pediré que me dibujen uno, así podré atrasarlo o adelantarlo a mi antojo…

Me puse la chaqueta… la partida de ajedrez seguía intacta… aún no habían movido ficha… me acerqué a la foto y le dije al oído al de camisa blanca: la torre… cómele la torre con el alfil… ésa es la siguiente jugada… Abrí la puerta y me fui…


Otras 3 Bocas Dicen Sobre... “Celebración de la Fantasía”

  1. Anonymous Anónimo 

    No esperès a las pròximas navidades, guardà el reloj y dibujàte uno ya mismo.
    Me gustò mucho (mucho) esta historia.
    Besos

  2. Blogger Alguien que quiere vivir sin reloj 

    Opino lo mismo.
    Incluso no es necesario que te lo dibujes... ningún buscador de sueños debería medir el tiempo...

    De Galeano, no digo nada, ya lo sabemos... tal vez la calle de los abrazos haya salido de alguna de sus historias, o tal vez se convierta pronto en una

    Un abrazote!

  3. Blogger Guaju 

    LR, Bea... os he hecho caso a los dos: me he quitado el reloj de la muñeca y en su lugar dibujé horizontes... así no habrá manera de medir el tiempo acuchillando minutos... así sabré que nunca llegaré tarde... el tiempo es tan relativo...
    Y el reloj... para vosotros, esclavos de vosotros mismos!!! toma, frase robada a Mr: Keating!!! ¬¬

    Otro día me ataré una "bandada de gorriones a la muñeca" para huír a esos horizontes pintados de color azul... ya os avisaré ;-)

    besos para los dos...

    PD: creo que tengo el día "plagioso" (existe esa palabra¿?), cual Ana Tosa Quintana fuese...jajajaa

    ea, más besos

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