Odio las tardes de los domingos... no es ninguna novedad... creo que ya lo he dicho en un par de ocasiones...
Pero si hay algo que odio aún más es que hagas promesas que nunca cumples...
Prometiste llamar para quedar y tomarnos algo... aún estoy esperando a que suene el puñetero teléfono... aunque espero, con más ansia si cabe, tus excusas... ya te estoy viendo la cara congestionada y la mirada desviada hacia cualquier punto donde no se cruce con la mía mientras me mientes...

Y yo me pregunto:
¿todo esto para qué...? tiene algún sentido...?

Supongo que sean cosas del alcohol... quiero verlo así una vez más... quizá esa es mi manera de disculparte... porque aunque no lo creas (casi no me lo creo ni yo) aún te sigo disculpando... Y no me preguntes por qué, pero lo hago... al igual que tampoco entiendo que me sigan doliendo estas cosas que, en principio, están más que asumidas... pero va a ser que no... si me duelen es por algo... de lo contrario sólo sentiría indiferencia...

Para la próxima manda un sms, mujer... que por lo menos quedas bien y no tienes que hablar conmigo directamente...

En fin, que otra tarde tediosa de domingo más...